Con Ran en la habitación. (Hard Yaoi)

Notaba la vista del chico clavada en él. Pensó qué le parecía tan interesante, pero tardó poco en hallar la respuesta. Lo más probable era que mirase las señales de su cuello. La verdad era que, sin llevar la venda y con el pelo recogido, llamaban bastante la antención, en contraste con su piel pálida.
- ¿Qué piensas? - preguntó.
Le asaltó la duda de si se lo diría. Era probable que le respondiera con una evasiva.
Sonrió y alargó la mano para ponerle un mechón de su alborotado cabello detrás de la oreja, aprovechando para acariciar y su cara y cuello. Podía sentir el movimiento de la tan deseada sangre bajo su piel. Imaginaba que le sería más fácil controlarse tras el incidente de la pasada noche, puesto que había saciado totalmente su sed, aunque, sin embargo, había descubierto su rico sabor. Era capaz de recordarlo, y por un momento sintió el impulso de volver a morder su niveo cuello por pura gula.
Apartó rápidamente la mano y abrazó la cintura del chico con ella.
- Dímelo.

Desvió la mirada hacia las sábanas ,desgraciadamente sí se había dado cuenta de que lo miraba.
Se mordió el labio inferior al sentirse descubierto y un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando sus dedos se deslizaron por su piel.
-Lo siento -
Musitó torpemente como disculpa a su indiscrección.
Sintió la mano del vampiro aprisionando su cintura y su voz exgíendole explicaciones por su indecente conducta.
-Yo ... lo siento ... no pretendía molestarte....solo es que claro ... vi las marcas ... y no pude evitar pensar como te las habían echo...y bueno .... soy idiota .... lo siento-
Su voz sonaba entrecortada y estaba teñida de un ligero tono de angustia .
Ran clavó su mirada en el colchón y volvió a morderse el labio.

Se sorprendió al escuchar aquello y lo miró con ternura.
- Perdona si he sido demasiado brusco - besó su mejilla -. No quería echarte en cara que mirases mis cicatrices; no es un pecado tener vista, y creo que que llaman bastante la atención.
Tomó su barbilla y la elevó, clavando su cálida mirada en la del chico, agobiada por la situación. Sonrió y rozó sus labios levemente.
- Creo que eres muy duro contigo mismo, Ran. ¿Quizás esté en lo cierto? - añadió, con timidez.

Volvió a morderse el labio.
-Yo ... de verdad que lo siento-
Acertó a decir , las palabras simplemente no le salían de la boca.
Sintió como tomaba delicadamente su barbilla y como su mirada se le clavaba como un puñal , parpadeó levemente y esbozó una sonrisa ligeramente torcida.
Sus palabras le sorprendieron ligeramente.
-Si supieras todo lo que me ha pasado y todo lo que he hecho no dirias lo mismo-

- Yo tan solo hablo por lo que veo.
Se levantó de la cama y se dirigió a por otra venda con la que taparse el cuello. Una vez la hubo encontrado, se miró en el espejo para ponérsela.
Echó un vistazo a Ran por el espejo.
- ¿Tienes pensado vestirte para ir a clase? - bromeó.
Señaló con el dedo a la silla donde había dejado sus cosas, tanto su ropa como sus armas.

Le sonrió y comenzó a vestirse , aunque de todas formas luego tendría que cambiar las ajustadas ropas negras que usaba habitualmente para ir de caza por el uniforme negro que el colegio obligaba a lucir a todos los estudiantes diurnos.
Se cazó las botas y se sentó en la cama para anudarse los cordones , después ocultó las armas arrojadizas en ellas y se ciñó la katana a la espalda.
-De todas formas no me apetece ir a clase-
Le confesó apoyandose sobre el escritorio.

- Oh, qué chico malo, quiere saltarse las normas las normas - rió.
Comprobó que había tapado bien su cuello y se colocó bien el pelo con las manos. Se acercó al chico, apoyándose de la misma manera sobre la mesa.
- ¿Qué te apetece hacer, entonces?
Alargó la mano y le revolvió la larga melena, alborotada y ya mal recogida en una coleta.
- Deberías peinarte, creo - sonrió.

Sonrió provocativamente y se giró hacia él hasta que sus cuerpos estuvieron enfrentados, le miró fijamente y dejó descaradamente las manos sobre el escritorio encerrandole entre su cuerpo y la mesa.
-¡Oh! ¿Crees que soy un chico malo?-
Preguntó con una expresión de finjida inocencia.
Volvió a sonreir y deslizó con suavidad uno de sus dedos por el pecho del vampiro .
Dejó de acariciar su pecho y llevó la mano a su pelo para sacar la goma de su cabello , dejandolo suelto y libre.
-Castigame entonces-
Le insinuó con la provocación pintada en el rostro , sin preguntarse nisiquiera cuando se había vuelto así .

Una amplia sonrisa juguetona se dibujo en su rostro.
- De acuerdo, chico malo.
Con una velocidad sobrehumana, tomó al chico de la cintura y lo subió al escritorio, siendo él quien quedó arrinconado.
Levantó su cabeza con suavidad y pegó los labios a su cuello. Sonrió para sí, no podía evitar encontrar morboso hacer eso, a pesar de la tentación de hincar los colmillos en su piel, y lentamente repasó toda su longitud con su fría lengua, mientras la mano que tenía libre recorría sus finas piernas y se colaba debajo de su camiseta y acariciaba su torso. Al encontrar un obstáculo, cerró los dedos en torno a uno de los pezones del pequeño, pellizcándolo suavemente.

Ran sonrió lascivamente cuando el vampiro lo deposito en el escritorio.
Tal vez Daichi tenía razón , tal vez se había convertido en un juguete sexual con el que rebajar los instintos bajos pero sinceramente a él ya le daba igual: ¿Y qué si se abria de piernas frente a cualquiera ?¿Y qué que fueran vampiros? ¿Qué importaba?
Sintió cada una de las caricias que aquellas hábiles manos propiciaban a su cuerpo , recorriéndolo con lujuria y gimió quedamente cuando el vampiró pellicó uno de sus pezones.

Lo recostó sobre la madera - no había nada en el escritorio; una suerte, porque seguramente no hubiera tenido reparo en tirar lo que fuera al suelo de un manotazo - y subió ágilmente poniendo el pie sobre un cajón, quedando encima de él. La verdad, estaba muy guapo con el pelo suelto.
Le sacó la camiseta y pasó el brazó detrás de sus hombros para continuar lo que había dejado a mitad por culpa de la tela, repartiendo besos a lo largo de toda la piel que tenía a mano, dibujando a suaves lametones el contorno de sus músculos.
Recorría ya el límite de su pantalón cuando se dio cuenta que había pasado por alto algo. Frunció el ceño, esas cosas no se le solían olvidar, tan detallista como era.
Levantó la cabeza y lo miró.
- ¿Quizás estarías más cómodo en el colchón, en vez de encima de una mesa? - preguntó.

Sintió como le recostaba contra la mesa quizá con algo de brusquedad que a Ran se le antojo realmente excitante .
Volvió a gemir cuando la lengua del vampiro se deslizó por su cuerpo y sus labios repartieron ardientes besos que le quitaron momentaneamente el aliento.
Se mordió el labio cuando su amante llego al borde de sus pantalón pero derepente paró.
Ahogó un gemido de protesta y una carcajada casi escapó de su boca cuando oyó la razón.
Se incorporó ligeramente y agarro su camisa por el cuello y lo besó con urgencia.
-¿No es más morboso aquí?-

- Cierto, lo decía por ti - rió.
Volvió a unir sus bocas mientras desabrochaba hábilmente su pantalón y lo bajaba hasta que su brazo no llegó más lejos. Se separó de él para quitárselos por completo y dejarlos caer al suelo, dejándole únicamente en la ropa interior, que ocultaba su abultada entrepierna.
Esbozó una ronrisa traviesa antes de comenzar a acariciar, besar y mordisquear suavemente sus piernas y su vientre, especialmente cuanto más cerca de donde estaba seguro que Ran deseaba de verdad que hiciera todo aquello. Levantó la vista para mirar de reojo al pequeño, tras darle un suave beso en el ombligo, sin haber borrado aún de su cara la sonrisa.

Sonrió pícaramente al sentir como continuaba con su anterior tarea , volviendole completamente loco.
Sus pantalones cayeron al suelo con un ruido sordo y un ligero gemido salió de su garganta.
Takeshi lo estaba matando , podía sentir sus besos , sus lamidas y mordidas en cada una de las partes de su cuerpo pero su incansable boca nunca se detenía donde él quería.
Sintió su traviesa mirada y supo que él sabía que estaba desesperado y que queria que le rogara.
-¿Volveras a hacerme rogar Take?-
Le preguntó a pocos segundos de ceder , estaba demasiado caliente para aguantar eso.

Ladeó la cabeza, complacido por la pregunta, dando a entender que sí, lo haría.
Apoyó la cabeza sobre su mano, mirándole, y llevó la otra en dirección a su entrepierna. Con una malvada sonrisa, repasó su miembro con el dedo, sobre la tela.
- No es nada personal, pero lo cierto es que te ves tan adorable que no puedo evitarlo - volvió a repetir la operación más lentamente.
Dio una suave lamida a la pierna que tenía más a mano, preocupándose por pasar por la parte de dentro del muslo.

Ran observó su expresión ya casi sin aliento y se mordió el labio inferior.
La imagen era sumamente provocativa pero él estaba seguro de que aguantaría , al menos unos minutos más.
Un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando su mano propició una levísima caricia a su miebro oculto tras la ropa íntima , sin poder evitarlo gimió.
Pero cuando el vampiro deslizó su lengua por aquella parte tan sensible , simplemente perdió la poca cordura que le quedaba .
-Hazlo porfavor , onegai Take-
Gimió entre espasmos de placer.

Sonrió y decidió hacerle caso de una vez. Deslizó su ropa interior a lo largo de sus piernas, despació, y llegó a parar donde el resto de su ropa: al suelo.
Tomó la virilidad del menor entre sus manos, para darle un lujurioso lametón a lo largo de toda su longitud hasta quedarse en la punta, para recorrer el glande con movimientos circulares.
Levantó la mirada para cruzarla con la del pelirosa.

Su respiración estaba cada vez más acelerada y su corazón latía desbocado.
Sintió como deslizaba su ropa interior por sus piernas en un movimiento que le resulto tortuosamente lento.
Tiró la cabeza hacia atras por un espasmo debido a la fria lengua de su amante.
Una sinfonía de gemidos salió de su boca y él se incorporó ligeramente para clavar sus ojos vidriosos , cegadados por el placer y la excitación en los del vampiro con una muda súplica que parecía rogarla por que no se detuviera.

Cada uno de los gemidos que escapaban por su garganta le resultaban música para sus oídos, y su semblante de placer era sumamente sexy.
Continuó repartiendo acuosos besos por todo su pene, deteniéndose únicamente para morder con suavidad su piel, deleitándose con los gemidos del pequeño.
Dio un par de lametones más a su vientre, sus piernas y sus testículos, para luego sustituir su lengua por su mano y comenzar a introducir lentamente el miembro del menor en el calor de su boca.

Ran no pudo evitar un grito de placer cuando sintió su miembro tan excitantemente apretado por la boca del vampiro.
-¡Ah! , motto-
Volvió a suplicar con las mejillas encendidas y la respiración tan acelerada como su corazón , que bombeaba sangre a un ritmo frenético.
Cerró los ojos y dejó escapar de sus labios un gemido.

Devoraba su miembro como quien come un helado especialmente delicioso, con dedicación, y aquellos sonidos que salían de su boca, y los latidos desbocados de su corazón - que, como tratándose de esconder de sus finos sentidos, resultaban de lo más excitantes - lo animaban a más.
Acarició sus piernas con deseo. Lo tenía ahí, enteramente a su disposición, para él solo; tan frágil, tan delicado... irónicamente, se sentía incapaz de mantener la cabeza fría. Pero, claro, ¿para qué?

Su temperatura corporal aumentó notoriamente , ruborizando intensamente sus habitualmente pálidas mejillas , que se tornaron de un intenso color grana.
Ran suspiró deshaciendose en intensos gemidos matizados con algún que otro grito de debordante placer.
Sus manos buscaron inconscientemente aferrarse a los bordes del escritorio donde yacian , en un desesperado intento por disipar la turbación que las acciones de aquel vampiro producian sobre su piel.
Cuando este acarició sus piernas láscivamente algo en su interior estalló.
-Basta, vamos a hacerlo ya , porfavor-
Le suplicó entre gritos.

Sonrió y paró en seco.
En apenas un segundo las tornas cambiaron. Se sentó él sobre la mesa y a Ran sobre su regazo. Tomó las manos del pequeño, acariciándolas pausadamente, y las llevó a su cinturón. Guió sus dedos hasta desabrocharlo, y se encargó de dejarlo a un lado.
Se estiró y mordió levemente su cuello.
- Sírvete tú mismo - le retó.

Ran esbozó una sonrisa prepotente.
Takeshi no tenía ni idea de dónde se había metido.
Separó sus nalgas suavemente con sus dedos y comenzó a introducir su miembro en su estrecha entrada , soltando ocasionales gemidos entre el dolor y el placer.
Con un grito introdujo toda la longitud dentro de él y apoyó ligeramente la frente en su hombro para recuperar el aliento.
Seguidamente comenzó a moverse sobre el nexo que los unía.

- Ah.
Un gemido claramente audible se escapó de su garganta. Tomó sus caderas con ambas manos para ayudarle en sus movimientos y apoyó su espalda en la pared.
Sentía la acuciante necesidad de mantener su boca ocupada. Comenzó a besar su cuello, a lamerlo, a morder con avidez su cuello, embriagándose de su delicioso olor.