Una noche fuera de la escuela -privado

El lugar estaba sobre un restoran de comida china, le había descubierto ultimamente que no tenía nada que hacer, era un buen lugar y él tampoco era muy fan de la música demasiado estruendosa, se había quitado el saquillo de la escuela, así ni levantaban sospechas, solo se había dejado la camisa negra que traía bajo, saludó a uno de los chicos de tercero que andaba por allí seguido, en seguida le dieron una mesa, muy alejada del bullicio y las bocinas.

Se acomodó pidiendo un vino de frutas para empezar, le encantaba el lugar, todo pintado en blanco, con sus hermosos sillones negros forrados en piel, los jarrones igualmente llenos de flores muy distintas que resaltaban en el blanco de las paredes, la luz era muy tenue, agradable para la vista sin forzarla, además que respetaban muy bien a los usuarios, aquella zona solo se oía la música en un buen volumen para hablar, no que en todos los lugares que iba con henry terminaba gritando.

El camino en el auto había sido entretenido, habían charlado como siempre y observado al noche, disfrutando de lo tranquilo que estaba. Al llegar, le había abierto la puerta sin pensarlo, sin dejar de observar el sitio. Era un contraste bastante raro el ver abajo el aroma a soya, verduras y carne, mientras arriba se veía mucho más tranquilo, con sus luces en azul y morado, dejando ver las cortinas de seda blancas.

Subió, siguiendo al rubio y al llegar, sonrió complacido por el sitio, veía a muchos de sus alumnos ahí, pero también había quienes lucían de su edad, así que no se sentía que desentonaba del todo. Se sentó cuando decidieron que mesa escogerían, ni tan lejos ni cercas de la gente, quitándose el abrigo y dejándolo en el sillón. Observo algo que el llamo la atención y se levanto, diciéndole a Justin que volvía pronto, dirigiéndose a al barra para ver algunas rosas azules que había ahí y con un buen trato logro comprar las doce, , atándolas con una cinta que el dieron. Bueno, era costumbre suya y de los de su tiempo darles regalos a sus compañías, amistades o amantes, pero merecían regalos. Se las extendió al volver al sillón, sonriéndole suave y saludando a otro de sus alumnos como si nada

-Espero no te resulten, no se, incomodo que te las de. Pero me resultaron bellas y es una costumbre mía, que no se me quita

Solo miró al profesor caminar a la barra, mientras solo se acomodó en el sillón, le parecía tan perfecto el poder pasar tiempo con Leonard que no se preocupaba por los detalles, cuando le vió regresar con ese ramo de rosas, primero pensó que serían para Henry cuando volvieran, pero cuando se las dio no pudo evitar un leve gesto de incredulidad, era un gesto bastante hermoso, aunque claro para él no estaba bien regalarle flores a un hombre, pero ya sabía lo que eran diferencias de épocas, además de que si era el profesor era mucho mejor.

-Para nada, todo lo contrario -le sonrió

Odiaba sonreír tan fácil!, ahora si se uniría al club de los adolescentes quisiañeros. Aunque no sabía como interpretar el obsequio, sus clases de etiqueta le daban demasiado significados a las rosas y que fueran azules.

-Espero no aburrirlo, creo que cada día se me esta pegando más la sonrisa boba que pone Henry en ocasiones -rió dejando un momento las rosas en la mesita, si se las quedaba en los brazos seguro las mataba- Ahmm hablando de otra cosa -se pasó la mano por la frente- En serio le molesta que Henry, se acerque más al profe de mate?

Al ver la cara del rubio pensó que si le había molestado, pero después que sonrió se sintió mejor y más tranquilo. Se sentó a su lado, mirando que les dejaban la botella enfrente y la abrió, hasta que noto que estaba actuando según sus viejas costumbres, pero ya que hacia? Era ya costumbre suya engalanar a su compañía si era menor y actuar como decían sus hijos, como macho de hace siglos. Le sonrió, tomando su copa, brindando en silencio con el y dio un sorbo a su vino, estaba agradable, fresco y nada fuerte.

-No me aburrirías jamás, Justin, me agrada bastante tu compañía. Y más que el significado, te regale las rosas pro que me parecieron bellísimas, pero según se, significan confianza, reserva, armonía y afecto..Y las cuatro cosas las ciento por ti. Además, te siento algo ansioso y dicen que estas son buenas para tranquilizar, pro eso de la armonía

Pero, lo demás que dijo, le pareció como balde de agua fría. No sabía por que el daba la señal de que esas preguntas, como tanteando terreno, como decía Henry, era como para ver qué pasaba si le salían con que su príncipe salía con ese…Con ese…Dio un trago más a su copa, pensando en cómo decirlo

-Se que siempre le he dado todo lo que quiere a ese jovencito de sonrisa tierna, pero nadie es suficientemente bueno para mi Henry y menso “ese”. Ni aunque se volviera vampiro y fuera el mejor, no le veo intensiones mas que de tirarse a mi principito y ya

Miró las rosas aun encantado, aunque con lo del profe... oh cielos.

-No creo que Caym quiera solo eso de Henry, en primer lugar quien sabe que sienta por él -se mordió la lengua

Las pocas veces que había inspeccionado al profe de mate, siempre sentía que le bloqueaba cada que intentaba entrar a su cabeza, pero siempre parecía un niñito de kinder enamorando haciendo renegar a Henry aunque fuera de forma inconciente. Se paso la mano por al frente como pensando como explicarse, bueno era papá oso, nadie jamás estaría a la altura de su Henry, aunque... tambien se preocupaba que como cazador no estuviera buscando el cuerpo de henry... bueno solo como diana.

-Henry sabe lo que hace, supongo que vio algo en Caym, quizas... sea esa forma que dice que tiene al sonreír, cuando le regaña, o le pide explicaciones, su tono de voz, su mirada, no sé, me ha dado tantas explicaciones -miró a Leonard- El profesor solo se esconde de lo puede sentir por Henry, siempre se comporta hasta cierto punto distante, pero cuando se ponen a platicar pareciera que se complementan -sonrió de lado- Tambien por lo que ha pasado sensei, no creo que le haga algo.

-Sabes bien como acabo su ultima relación que tuvo con uno de los nuestros, verdad? No me gustaría que, no, no pueda ni pensar que mi niño acabe como acabo el último amante que tuvo Caym. Henry debe salir con uno de los suyos, un vampiro, no me importa que clase sea, pero debe de ser vampiro y Caym salir con alguien que luzca de su edad y humano, mejor que sea humano. Es lo mejor para ellos, no tiene futuro juntos, deberías de saberlo, Justin

Dio un sorbo a su vino, era mejor que Henry supiera que esto sería lo único que le negaría. Pero lo hacia por su bien, no por molestarle como sabia que el diría cuando hiciera su berrinche y llorara por todo el lugar y acabara encerrado en su habitación deprimido

-Mi principito esta mejor con alguien como tu o ya veré con quien. Además, cuanto crees que el dure Caym? Es un mortal después de todo, cazador para acabar de empeorar las cosas. Envejecerá y Henry lo dejara cuando eso pase y buscara un juguete nuevo, como lo hace desde niño

-Y si Caym fuera vampiro?

Bajó la mirada, que diablos estaba diciendo?, quizas tuviera razón, pero ese maldito flaco parecía haber heredado igualmente lo terco de su padre, y él se sentía como que empeoraba la situación, era mejor que ellos hablaran en lugar de estar mediendo su cucharota, que capaz y la regaba. Se tomó su copa de vino de un jalón a ver si así se callaba o pensaba mejor.

-Mejor... no hablemos de eso, no soy ni su madre, ni su abogado ni su consejero amoroso -Volvió a servirse soltando un suspiro

Pero claro que era su amigo y se preocupaba de todas las locuras que se le ocurrían, no quería un romeo y julieta versión vampiros.

-Caym no creo que soportara ser vampiro, de ser así, hubiera cambiado desde con su primer amante vampiro y nada de lo que le ocurrió le habría pasado. Se cuanto Henry ama a ese humano, lo he visto y lo eh escuchado cuando platican, los años no son en balde, Justin. Pero no puede ser, no lo digo por protegerlo y sus hermanos se que lo tomaran a mal si lo saben y capaz y vienen a alejar al otro de su hermano…Si no que, eso está destinado a fallar desde el inicio

Le miro, le daba un no se que hablar así con alguien de la edad de su hijo. Justin y Henry eran muy diferentes, a pesar de tener la misma edad, Justin actuaba mas adulto que su hijo y por un lado, eso le daba alegría, pro que sabia como controlar a su hijo cuando hacia todo lo que hacia

-Tu y mi hijo actúan tan diferente, sabes? Y tiene la misma edad y tu eres tan maduro siempre. Hay momentos que si actuas como de tu dad, pero se te pasa rápido y después actúas asi, hablando como adulto…Y Henry a estas alturas ya estaría haciendo berrinche

Bueno, era un buen punto, podía haberse transformado, y al menos muerto al lado de esa persona, pero, le dio cierto no se qué al pensar que la vida de Caym era menos de un parpadeo para ellos, negó, no debía ser negativo, quizás encontraran una solución, pero igualmente lo encontraba algo imposible, en serio que sería todo un drama. Levantó la mirada cuando dijo lo ultimo, ¿en serio hablaba tan maduro?, bueno casi no hablaba, solo si era con Henry, burlarse de alguien, o en la clase de enconomía, así que no había podido compararse mucho.

-No creo que sea madurez, siempre he hablado así, por eso en ocasiones mi madre se desesperaba -sonrió de lado algo irónico- Aun así Henry es muy maduro, solo que no sabe contenerse cuando se le provoca, cuando le estoy picando la mejilla o le jalo la bufanda en invierno, y sería lógico que hiciera berrinche, digo, le estaría negando su "juguete nuevo"

Su amado profesor, dios, no importaba que Henry fuera más grande que Caym, aun asi se veía demasiado manga yaoi colegial. Se acomodó el cabello, sirviendo más del vino, miró una de las rosas quitandole un par de pétalos, poniendo uno en cada copa.

-Por la paciencia que me tiene a la hora de clases -brindo sujetando su copa con una risa.

-Por acompañarme y por una buena noche, como todas cuando estamos juntos

Eso había sonado algo raro, pero era la verdad. Desde que habían comenzado con esas platicas, salidas y todo lo que hacían, la inmortalidad ya no le parecía tan intolerable como le había resultado durante muchos años. Prefería disfrutar de su cita a pensar en Caym…era una cita? Vaya, eso parecía, quizás no romántica, ni eso, pero era la primera vez que salían juntos sin que viniera Henry o alguno de sus hijos o fuera en el colegio.
Se acabo el vino, atrapando el pétalo en sus labios y miro al menor, acercando su mano para quitarle un mechón de cabello que cubría uno de sus ojos. Le miro unos segundos, sin quitar su mano, hasta que noto lo que hacia y la quito, mirando el sitio

-Este lugar me agrada, tiene un ambiente muy tranquilo y no esta tan lleno como muchos que he observado que van todos ustedes

Soltó una risita, antes de tomarse toda la copa de una vez, a diferencia de Leonard, el aun era un joven que aunque disfrutaba del sabor del vino y todo lícor que tomaba, le gustaba presumir de su resistencia, cosas de ese estilo, pidió otra botella, se sentía que como que ya se estaba soltando, que siempre se mostraba demasiado seriecito y hasta se sentía extraño.

-Es lo agradable, se puede platicar agusto, aun cuando esta lleno, lo puedes hacer, y mejor, puedes caminar sin que te esten apachurrando o pasandote mano -no pudo evitar un leve sonrojo al sentirse observado- y el maldito olor del cigarro, lo odio! -y más odiaba salir apestando a cigarro cuando iban a un concierto- Aquí si tiene bien marcadas sus zonas de no fumadores, detalles que lo hacen agradable, además de la compañía claro -y con una sonrisa robó el petaló de los labios de Leonard comiendoselo divertido

-Yo acepto que en veces fumo, no se pro que lo hago, si ni siento nada. Pero lo hago, pero nunca en sitios cerrados, lo hago más bien en la terraza o en la playa, cosas así mas espaciosas

Le gano una sonrisa cuando le vio quitarle el pétalo de los labios y comérselo. Le acaricio estos con el pulgar, agradeciendo a la chica cuando les dejo el vino nuevo, esta vez de frutas exóticas. Miro la botella, tenía una forma bastante fascinante, con sus curvas en el pico y los colores que cambiaban con la lu. La abrió y les sirvió mas vino, con un pensamiento algo inusual en él. Pero que mas daba dejarse envolver por la juventud de Justin y los demás de ahí? En si su cuerpo no era tan viejo, maduro, pero no se veía de 40, tenía casi treinta. Tomo un pétalo nuevo, de la misma rosa de donde había robado los pétalos pasados Justin y lo dejo en su cuello, acariciándole suave

-Juguemos a algo, te parece? Supongo que has jugado a la carta, no? Bueno es un juego que jugaba yo de joven, tan viejo es el juego..Pero, ya sabes, tienes que tomar la carta, en este caso el pétalo de lso labios del otro, nosotros lo cambiaremos a cualquier parte del cuerpo del otro y si se cae, el otro castigara de la manera que dese, te parece?

Ladeo levemente su cabeza al sentir aquel pulgar que le acariciaba los labios, aun ese simple roce se sentía bien, pero la proposición de aquel juego le cayó mucho mejor, hasta haciendole reír. Solo para insitar y como respuesta muda, le dejó un poco más de espacio, y sin pensarlo mucho dejó una de sus manos sobre el pecho del mayor, mirandole con esos ojos miel, sonriendole con cierta travesura, bueno si Henry tenía razón, era el momento de comprobarlo.

-A la proxima espero yo elegir el lugar

Cerró un segundo los ojos, con sus mejillitas levemente sonrojadas, se estaba preparando mentalmente para no morirse de risa, que siempre le daba cosquillas cuando le besaban el cuello, aunque... no iba ser un beso directo, el petalo le causaba ya ciertas ansiedad.

El mayor se sonrió también divertido y sintiéndose joven, de verdad joven al estar haciendo eso con el rubio. Era raro sentirse tan libre, sin importarle palabras o miradas que dirían de verlos así, le gustaba Justin y ya había sido hora de mostrárselo más allá de sonrisas y caricias tenues que se daban en sus pláticas. Le tomo de la mejilla para poder tomar el pétalo bien de su cuello y de paso, sin perder la oportunidad, dejar un leve besito en este. Con el pétalo en sus labios, lo tomo entre sus dedos y lo acerco al menor

-Tu turno, ya, será uno y uno, bien? Solo que, bueno, no respondo si lo colocas en un sitio que em de ganas de comerte aquí

O el vino ya le había afectado o so vena rabo verde, palabras de sus hijos, le estaba saliendo a flor de piel. Y se sentía bien, hacia demasiado que tenía ganas de poderse expresar libre con Justin sin moralismos que intervinieran

Se estremeció ligeramente, eso se había sentido muy rico, aun ese besito... tomó el petalo, dandole un besito como pidiendo suerte, se acercó bastante a Leo, quedando a centímetros de sus labios pero sin tocarle, pasó el petaló de la rosa por su cuello... bajando hasta su pecho, hasta dejarle más abajo apenas pasando por su entrepierna, justo sobre su muslo con una sonrisita bastante perversa. Aunque antes le dio un trago de su copa, no quería echarse para atrás. Mirandole a los ojos, fue bajando hasta tratar de tomar el petalo, pero cuando se estaba levando se le soltó.

-Oh rayos! -soltó con una sonrisa tomandole antes de tocar el sofá- No creí que se me iba a caer

Siempre ganaba con la carta!, porque no había podido con ese pétalo?!, se recargó en el respaldo, comiendose el petalo a pedacitos.

-Entonces, señor Von Tiesell cual será mi castigo?

La verdad, el había intimidado ligero cuando sintió ese pétalo descender cada vez mas y al ver donde lo dejaba, también bebió un poco mas de vino para darse coraje y no echársele encima ahí mismo. Cerró los ojos, calmando sus instintos al verlo bajar a esa zona, sintiendo su respiración cuando tomo el pétalo y luego lo vio caer. No creía que se el cairina, aunque la verdad, no había prestado mucha atención de que hacía. Se sonrió cuando le vio de nuevo arriba, tomándole de la mejilla, acercándolo a él y al fin besarle, ya si no lo hacía, de verdad que no soportaría un segundo mas. Disfruto de sus labios, bajando su mano a su cadera, dándole leves caricias a esta y disfrutando de la sensación de su lengua contra la del rubio

-No tengo idea, me bloqueaste las ideas desde que te vi ahí abajo

Le susurro cercas de los labios, sonriéndole y se separo del rubio, pasando los dedos por su castaño cabello. Sus labios sabían tan ricos como tantas veces pensó y era mejor que hubiera parado, que poco ya le faltaba para llevarle de regreso al colegio y poseerlo como muchas veces ansió hacerlo

Le faltó aliento al sentir aquellos labios sobre los suyos.... les disfrutó como si fuera lo más importante de su vida, que lo era, pero tardo tanto como pudo, pero aun así se le hizo muy poco. Se mordió el labio inferior, mirando al mayor, había terminado arrodillado sobre el sofá, no sabía a que hora, pero ahí estaba tan sonrojado como colegial, le miró de reojo, ¡ya bueno! ¡lo hacía o lo hacía!, se echó contra él, abrazandole del cuello, voviendo a besarle tan sediento... y juraba no era el alcohol, o era una mezcla entre lo que su corazón gritaba, hormonas y el vino. Le dio un suave jaloncito a su labio inferior con una sonrisa terriblemente coqueta.

-Y a mi desde esa primera noche en tu casa... estaba tocando el piano, fugandome de todos.... cuando llegaste, te sentaste a mi lado y escuchaste con paciencia

Rozó su mejilla contra la del mayor, que más daba que lo supiera?!, tenía que decirselo ahora o estallaría.

Lo abrazo de la cadera cuando lo sintió sobre de sí y contesto al beso con deseo absoluto. Era el mejor de sus sueños y si solo era eso, podían dejarle soñando toda la eternidad si de él dependiera, con su niño en brazos, sintiendo su cuerpo delgado contra de sí y después mirar esa carita sonrojada, con su sonrisa que le iluminaba todo el mundo cuando la miraba. Cuando froto su mejilla contra la suya, se sonrió, subiendo una de sus manos a su cabello y acariciarle suave.

-Podría ser tu padre, sabes? De verdad podría serlo y Henry es tu mejor amigo. Me siento esta vez de verdad como el pederasta que dicen todos mis hijos. Y lo peor es, no, lo mejor mas bien, es que me fascina serlo si tu eres el niño con el que habré de pecar.

Le separo de su cuerpo solo para besarle el rostro ligero, volviendo a probar sus labios con ansias, era una droga a la que se negaba a dejar. Dejo su mano en su nuca y la otra la bajo hasta su cadera estrecha, dándole caricias, dejándole sentir sin palabras lo que ansiaba. Se separo de sus labios, para verle a los ojos y besar su cuellito, pegándole más a él, acabando por bajar una de sus manos a sus nalguitas y susurrar a su oído

-Vámonos de aquí, bien? Quiero amarte sin que nadie nos observe

-No me importa que pudieras ser mi padre, ni lo que dijeran los demás! -sonrió

Realmente se sentía... feliz... creía que le iba a rechazar viendo que iba en serio, y aun más creía que él correría al darse cuenta en lo que se involucraba, pero al contrario se sentía bastante seguro. Giró levemente la mirada, observando algunos de los alumnos que les veían, metiches!, pero solo le hizo sonreír, tomó la botella dandole un trago bastante profundo ocurriendosele algo.

Se levantó, tomando la mano de Leo, entrelazando sus dedos con los del mayor.

-Primero quiero que me acompañes a una tienda que espero te guste -le guiñó divertido y bastante pícaro.

Dejó la cuenta pagada, llevandoselo antes de que seguro reclamara y el pagara, aunque ya estando fuera le jaló del abrigo para besarle tentandole para que ninguno de los dos se echara para atrás, no estaba muy lejos aquel lugar