Playa de noche

De vez en cuando era bueno el salir en soledad y observar una de las bellezas de la naturaleza, eso era lo que pensaba el mayor desde que había venido al mundo. Así que había salido apenas se había terminado su clase, pensando en que era lo que haría esa noche para pasar el tiempo. Solo había salido en su auto, le agradaba viajar en el, como que el tiempo pasaba más lento que si usara sus dones, además que el viento mover su cabello y acariciar su rostro cuando viajaba con la ventanilla abierta se le hacía de lo más agradable.

Se había detenido en la ciudad, cenar antes, sin causar problemas era mejor que luego algo le causara tener problemas, ya no era un jovencito para dejarse tener esos problemas. Pero al volver a su auto, le entro unas extrañas ganas de ir a la playa, quería ver esa enorme masa de agua siendo iluminada por el manto nocturno, además que algo de paz en la playa no era nada desagradable. Se sentó en la arena, observando el mar un momento, hasta que decidió leer un poco para pasar el rato y de paso preparar su clase

Se encontraba en aquel lugar tan hermoso anhelado por las almas en busca de un respiro de la inmensa ciudad, del ruido y todo aquello que perturba la conciencia. La playa tan hermosa y pacifica especial en esa hermosa noche como todas. Que era lo que le atrae de ella son muchas que no puede explicar y que no quiere buscarle explicación alguna.

Se quito sus zapatillas y la lanzo por ahí sin percatarse en donde pueden caer tampoco le importaba mucho. Importaba mas esa dulce sensación en sus pies en libertad acariciados por la blanca y algo raposa arena que le causaba un poco de cosquillas. Rio suavecito ante el juego de la arena y sus pies, su mirada se encontraba en algún punto perdido del infinito pero en sus ojos se mostraba una serenidad perpetua. El mar lo llamaba, lo seducía a entrar y adéntrame entre sus olas. No lo pensó ni siquiera dudo, se dirigió a donde su aquello lo llamada, sin percatarse de la presencia de alguien más, bueno era normal se encontraba embrujado por su hechizo como siempre.

Entro tranquilamente sin preocuparse por sacarse alguna prenda que de por si se mojaría y después al día siguiente enfermaría pero no le importaba. Y así mismo entro sintiendo el frio del agua golpear su cuerpo, se adentro hasta que le llego un poco por encima de la cintura, se quedo parado sin moverse ni un milímetro mirando a la nada y al todo siendo parte de uno solo disfrutando el momento. Cuanto tiempo estuvo ahí no llevo la cuenta, pero de seguro ya era rato por el frio ya se estaba apoderando de sus huesos, debía salir pero no podía moverse no todavía ni saber cuándo, la pregunta era cuanto resistiría antes de perder el conocimiento, podría despertar de su sueño a tiempo.