Clases ~libre~

Entro tranquilamente al salón donde impartiría su clase de biología, en su derecha cargaba un bolso donde llevaba todos sus papeles e implementos y en su mano izquierda tiene una pequeña maceta que posee el capullo de una flor que todavía no ha florecido. Se acerco a su escritorio y puso su cosas hay. Miro hacia la ventana que esta el frente se podía apreciar el paisaje pero sobretodo la luna hermosa y brillante, el lugar perfecto justo hay daba la luz virgen del astro reluciente en el espacio. Miro a su pequeña amiga.

-ya no te preocupes querida, pronto crecerás lo bueno se hace esperar-le dijo a la flor. Se dirigió a la ventana sin mucho apuro y enseguida la coloco al pie de la ventana justo donde daba la luz, la observe un momento apreciando su delicadeza y alzo su mano y acaricio con cuidado sus pétalos aun cerrado-este es el lugar perfecto para a ti Milena-nombro a la flor- es un nombre bonito me alegra que te guste, aquí absorberás los nutrientes necesarios para poder ser más fuerte, tranquilízate veras que cuando abras serás todo una belleza no te preocupes y disfruta del momento- le aconsejo.

Si podía hablar con sus queridas aunque quien lo escuche dirá que está loco aunque pensándolo bien no estaría del todo equivocado pero en fin si estaba mal o no de la cabeza no le importaba mucho mientras pudiera hablarles todo estaba bien. Además quien dice que por no moverte como los demás seres vivos no tiene sentimientos sienten igual que los demás pero se le es difícil expresarlo al igual que el.

Miro a su alrededor al parecer no había llegado ninguno de sus peculiares alumnos, muy diferentes e iguales a lo normal, a muchos asustarían si supieran su verdadera naturaleza, debería sentir miedo al estar rodeado de tantos vampiro pero no sentía nada ni siquiera duda por si le hacían algo era verdad es una persona extraña. Como no llego nadie aprovecho y se subió sobre el escritorio puso su bolso a un lado a modo de usarlo de almohada y se acostó para dormir un rato no había dormido mucho últimamente. Cuando alguno de sus alumnos se dignara a venir el ruido lo despertaría para empezar su clase.

Carraspeo, un tanto fastidiado por la situación que se presenciaba en ese momento. Según le había dicho el pequeño Guardián, su primera clase seria Biología y su profesor: una mujer de nombre Rose Milenium. Aún no tenía la oportunidad de conocer a alguno de los seres que compartía casa con él pero, esperaba poder conocer a alguno o, en todo caso, reconocer a algunos de ellos –aunque prefería que no se diera la situación–.

Se abrió paso en su habitual silencio, después de vivir tantos siglos, la prisa era algo que no le representaba, mucho menos el ruido de las pisadas. En ocasiones podía hacer la sencilla interpretación de un fantasma, cosa que odiaba pero, al estar tan acostumbrado, no podía evitar. Entro distraídamente al aula, viendo como esta se encontraba con sus puertas abiertas, y, al echar un vistazo a los asientos, apreciar que no se encontraba ni un alma al alrededor, en efecto, lo hubiera sentido unos pasos antes de entrar.

Suspiro, algo decaído y aún más irritado. Ni siquiera el maestro designado. Aquello era una reverenda grosería. Talló sus ojos unos momentos e inhalo profundamente, provocando un leve ruido, y, al hacerlo, un aroma fuera de toda la arquitectura le hizo ser consciente de su reciente error.

Observo la figura sobre el escritorio y se extraño al distinguir la silueta de un hombre. ¿Estaría dormido? –sé preguntaba– mientras se acercaba ruidosamente para que el hombre se sobresaltara o despertara.

Estaba felizmente dormido que bueno es descansar si sus alumnos no querían venir y tomarse la hora libre no importa no se molestaría para nada, pero en efecto como siempre todo se vino abajo. Se llevo sus manos a la cara como costumbre cuando la alarma suena para despertarse-5minutos más- murmuro entres sueños aunque pensándolo bien no eran 5 minutos sino 5 horas más para dormir. De pronto se acordó que seguro debía alguno de sus alumnos no le quedo de otra más que levantarse.

Se apoyo en sus manos y se levanto apenas aun con los ojos cerrado, sin mucho apuro le gustaba tomarse su tiempo, se bajo del escritorio y estiro los brazos para sacarse la flojera de encima, se desordeno un poco su propio cabello, se estrujo los ojos y abrió lentamente sus ojos enfocando la vista en un joven –lindo-murmuro para sí. Se giro y fue al pizarrón aguantándose un poco de la pared para no caerse se sentía medio mareado pero de una forma buena a su parecer.

-bueno mi nombres es Rose Mileniun seré su o mejor dicho tu profe de que era… a si biología espero que nos llevemos bien y lo demás ya lo sabes puro protocolo-decía muy tranquilamente mirando hacia los asientos vacios no le importaba mucho lo que pude pensar su alumno, a veces es muy despreocupado- este bueno que mas- bostezo al parecer no se quitaba todavía el sueño – a si alguna pregunta…duda…no se quieres algo…unnn…lo que tengas en mente antes de de empezar la clase porque después se me olvida-dijo sin mas.

¿Cuál sería la palabra correcta para describir como se había quedado viendo al hombre que se daba a conocer como su Profesora de Biología? ¡Ah, sí! En shock. Se le quedo observando con una enorme interrogante en la cabeza, sobresaltado, por el poco descaro del hombre al tener, uno: quedarse dormido, aparentemente, sobre el escritorio, dos: hacer como si no hubiera pasado nada sin disculparse, tres: no asustarse por su presencia, cuatro: continuar una plática inverosímil de la nada, y cinco: ¡estar por completo chiflado!

— Puro protocolo… — repitió, pelando los ojos, para unos segundos después exhalar con fuerza, recordando que todo aquello era real y negar. La persona enfrente de él era un profesor, que en un principio pensó que era mujer por el peculiar nombre, pero al final alguien a quien debía respetar por SOBREtodas las cosas.

Sonrió, un poco falso.

— Mucho gusto, profesor Milenium, mi nombre es Oziriz Di’Acanto, su ahora nuevo alumno… y todo lo demás es puro protocolo –bromeo, sin mucha gracia en la voz, ni en su expresión, serio, no sabiendo como actual en frente de un maestro y mucho menos en alguien como él. El siglo XX era muy extraño para él.